10 ago 2012

Huida.

Abrió los ojos. La suave luz del amanecer entraba por la ventana y la primera brisa matinal movía las cortinas. Se movió ligeramente en la cama y descubrió que el otro lado estaba vacío.

-Otra vez no...- Dijo con voz ronca.

Se levantó y se lavó la cara. En la chimenea todavía quedaban restos de madera chamuscada que humeaba. Recuperó sus calzas y su jubón y se los puso rápidamente. Salió de la estancia. Saludó al guardia que cuidaba el pasillo y subió a la torre saltando los escalones de dos en dos. Se asomó y entrecerró los ojos para ver mejor.

Vio una figura a lomos de un caballo negro con su también negra melena al viento.

-¡Alteza!- Gritó con toda la potencia que pudo.

Ella frenó su montura y se giró. Él contuvo el aliento al ver su rostro resplandeciente.

-Habéis olvidado vuestro corsé.-

8 ago 2012

Luz oscura.

-¿Cómo puede ser la luz oscura?- Dijo él mirándola fijamente con sus divertidos ojos verdes.

-La luz oscura es aquella luz que su cuela por las rendijas de una celosía, el tenue resplandor de una noche de luna llena, la mirada de un gato en un callejón, la sonrisa de alguien en el fondo de una cueva, la llama de una vela en la alcoba de un castillo...- Respondió ella con los profundos ojos negros posados en algún lugar del infinito.

-Ya lo entiendo. La luz oscura es también esto, ¿no?- Dijo él mientras al tiempo que pasaba su mano por detrás del cuello de ella y acercaba su rostro al suyo.

-Algo así...-Dijo ella, temblando.

-Entonces, seamos luz en la oscuridad.- Y la besó.