8 sept 2009

Eterno descanso

Era una noche fría de invierno. La gente caminaba de forma acelerada hacia sus hogares, pero Judith sólo podía observar el ir y venir de gente desde su sitio... y hogar, una esquina de una calle comercial por la que todo el mundo pasaba, miraba y compraba pero en la que nadie paraba a preguntarle a aquella mujer, que apenas superaba los treinta, como se encontraba.

La noche se presentaba igual que la de los últimos diez años, era Nochebuena y Judith no tenía más compañía que el suelo y más comida que un trozo de pan y la cáscara de un plátano.

Comenzó a nevar, para alegría de los niños y desolación de Judith, a la que se le presentaba una noche muy dura.

Judith decidió dormir, se encogió entre ropa vieja, periódicos y cartones y cerró los ojos. El sueño acudió rápidamente a su mente e inundó su ser de calor, alegría y esperanza.

En el telediario del día de Navidad aparecía la siguiente noticia, “Joven indigente fallece durante la noche a causa de la nevada y las bajas temperaturas”

La noticia estremeció el cuerpo de muchos pero para Judith fue un merecido y eterno descanso.