-No, no, y no. Eso no lo voy a permitir.
-¿Por qué? Hace meses que no ocurría.
-Precisamente por eso, durante estos meses hemos estado muy tranquilos.Ya sabes que siempre que ocurre esto te alteras y provocas el caos. No pienso permitirlo de nuevo.
-Me da igual. Sabes que al final siempre me impongo y todo cede a mis impulsos. No me puedes controlar.
-Ya sé que no, pero lo que sí que hago es encargarme de ti cuando las cosas salen mal. Siempre me toca recoger los pedazos, y no es algo fácil, lo sabes.
-¿Tienes que ser siempre tan pesimista?, ¿no puedes ver la parte positiva de esto?
-¿Parte positiva? Esto no tiene nada de positivo. Yo pierdo fuerza, y el resto se descontrola. Por no hablar de lo que ocurre cuando la cosa no termina bien...
-Pero cuando sale bien... Todo es fantástico, y hasta tú estás más alegre. Cuando sale bien, la situación es increíble; todo funciona correctamente, e incluso mejor de lo habitual. Cuando sale bien todo da igual.
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